Probé una sesión de respiración y baño de hielo durante mi viaje a Hawái, y terminó siendo uno de los aspectos más destacados de mis vacaciones. La experiencia tuvo lugar en Kapiolani Beach Park, que ofrecía un telón de fondo increíble: sentarse en un baño de hielo mientras contemplaba el océano se sentía surrealista y tranquilizador.
Nuestra instructora, Valeria, dirigió la sesión con confianza y conocimiento. Ella explicó todo claramente y respondió todas mis preguntas, lo que me ayudó a sentirme preparado y relajado. Comenzamos con unos 12–15 minutos de respiración, e hizo una gran diferencia una vez que llegó el momento de entrar en el hielo.
El baño de hielo en sí duró 3 minutos. Fue intenso, pero el trabajo de respiración y la vista al mar me ayudaron a mantenerme completamente presente, convirtiéndolo en un momento poderoso y significativo. La energía de apoyo del grupo hizo que la experiencia se sintiera cálida y acogedora, a pesar del frío.
Salí de la sesión sintiéndome rejuvenecido, con energía y emocionado. En general, me encantó la experiencia y volvería otra vez.